Vamos en ese viento huracanado, con frío. Penetra en el cuerpo, no se evapora, no se detiene.
El viento te traga, te lleva a su vientre y queda ahí en la barriga.
Como le pasó a Jonás cuando iba en su barca. en el mar. No iban solos, iban muchos.
Todos llenos de sueños y pesadillas que son monstruos, imágenes dios mío que vemos cada día para bendecir el pan nuestro de todas nuestras injusticias.
Que será de nuestro estercolero, si la reacción no llega a tiempo, la imagen no penetra y es otra nueva estampita?
Dios que no se repita, que no bese el santo de ese monstruo que envenena.